Esperar era cosa del siglo pasado

Poner el casete del lado A. Esperar que acabe. Darlo vuelta para escuchar el lado B. Cambiar de casete. Repetir.
Encontrar un teléfono público para hacer una llamada. Si está ocupado, esperar a que la persona acabe con su llamada y, si hay alguien más en la fila, esperar a que también acabe con su llamada.
Si alguien ha salido de su casa o su trabajo, esperar a que vuelva para volver a llamar. Si se ha ido de viaje, esperar a que vuelva de su viaje.
Esperar una carta.
Cuando termina el videocasete, esperar mientras se rebobina para devolverlo al videoclub.
Esperar a que llegue el horario de televisión. Esperar la hora de la serie favorita. Esperar a la próxima semana para el próximo capítulo.
Sacar una foto. Esperar a que se acabe el rollo para revelarlo. Esperar a que esté revelado el rollo para verlas. Esperar para saber cuántas han salido bien.
Ahora no esperamos. Todo es instantáneo. Y esto, en las fantasías futuristas podía suponer que en esta época, sin tanto que perder en esperas, tendríamos más tiempo.
Pero ¡oh! ha ocurrido todo lo contrario. Cada vez tenemos menos tiempo aunque sean las mismas e inalterables 24 horas.
La ilusión de la inmediatez nos empuja a llenarlo de actividades frenéticas y lo que antes hacíamos una vez, ahora hacemos cien.
En vez de esperar a las noticias de la noche en la tele, las vemos en bucle durante todo el día y con miedo a desactualizarnos.
En vez de teclear trabajosamente un SMS (y ni hablar de escribir una carta en papel) enviamos cientos de mensajes. Los demás hacen lo mismo, y nos vemos en la obligación de leer toneladas de textos.
Las fotos ya no son para las vacaciones. Son para los desayunos, las puestas de sol, nuestro propio rostro con mirada selfie. Clic, clic, clic (sí, el sonido aún suele ser de cámara antigua). Gigabites de imágenes para archivar, mirar, desechar.
El próximo capítulo de la serie se reproduce solo. No tenemos que decidir si verlo. Otro, otro, otro…
Tenemos menos tiempo y menos paciencia.
No esperamos, desesperamos.